lunes, 26 de enero de 2009

Consejos prácticos del día a día de un enfermo del alzheimer

Os dejo también el enlace a un pdf que me pareció que podía ser de interés, trata de consejos prácticos del día a día de un enfermo de alzheimer:

http://www.badajoz.org/afaex/docuweb/Consejos_prac_alzheim.pdf

Insomnio




Resulta muy frecuente que la persona afectada por la enfermedad del Alzheimer no duerma, o que se despierte varias veces durante la noche, afectando y perturbando así el sueño del cuidador y todos aquellos que comparten vivienda con el enfemero, causando graves consecuencias para todos ellos. Nadie puede quedar atento al familiar de día y de noche más que algunos días seguidos, y es una costumbre totalmente desaconsejable. El cuidador tiene que descansar para seguir cuidando correctamente a su familiar y por el bien de su propia salud



1. ¿Por qué surge el insomnio?


Existen varias razones:


- duerme demasiado durante el día,


- no desarrolla actividad de día


- no distingue el día de la noche (desorientación),


- le despiertan pesadillas que toma como realidad.




2. ¿Qué hacer?


2.1. Actuar durante el día - trate de disminuir o suprimir las cabezadas durante el día, - mantenga actividades durante el día, actividades que ya conoce y que, además, le ha gustado realizar, - planifique un largo paseo para que haga ejercicio, si es posible siempre a la misma hora y después de mediodía.


2.2. A la hora de acostarse: - hágale orinar antes de acostarle, lo que puede reducir el despertar nocturno, - cierre las cortinas de su habitación para que no le despierta la luz, particularmente en primavera, verano y otoño, - asegúrese que no tiene hambre.


2.3. Durante la noche Si el afectado se despierta durante la noche, tendrá miedo: - cuando Ud. le aborde, hágalo de frente, diciendo quién es Ud y hablándole suave y dulcemente. - recuérdele que es de noche diciéndole que es hora de dormir, que todo el mundo duerme.


3. No espere para consultar con su médico.Recuerde que Ud. necesita dormir para poder continuar cuidando a su familiar. Explique al médico lo que pasa durante la noche.






Fuentes:




jueves, 22 de enero de 2009

Alucinaciones

Con el avance de la enfermedad, los pacientes con Alzheimer pueden experimentar alucinaciones o delirios. Las alucinaciones son situaciones en las que una persona ve, oye, huele, saborea o percibe algo que no está allí. Los delirios son creencias falsas de las cuales las personas no pueden ser disuadidas.

Debido a los complejos cambios que ocurren en el cerebro, las personas con AD pueden ver o escuchar cosas que no se basan en la realidad. Las alucinaciones provienen del interior del cerebro e implican escuchar, ver o sentir cosas que realmente no existen. Por ejemplo, una persona con AD puede ver niños jugando en la habitación cuando no existen niños.

Las ilusiones se diferencian de las alucinaciones en que la persona con AD mal interpreta algo que en realidad sí existe. Por ejemplo, las sombras en la pared pueden parecerle personas. Los delirios son pensamientos persistentes que la persona con AD cree que son ciertos, aunque en realidad no lo sean. Por ejemplo, con frecuencia, sospechan un robo aunque no puedan verificarlo. Es importante buscar evaluación médica si una persona con AD presenta constantemente perturbaciones a causa de alucinaciones, ilusiones o delirios. Con frecuencia, estos síntomas pueden ser tratados con medicinas o con técnicas de manejo de conducta. Con todos los anteriores síntomas, las siguientes adaptaciones del ambiente también pueden ser de utilidad.

- Pinte las paredes de un color claro para que reflejen más luz. Use colores sólidos, que confunden menos a una persona incapacitada que una pared decorada. Los diseños grandes o resaltados (por ejemplo, unas cortinas estampadas con flores o una cenefa que decore la pared) pueden causar ilusiones que creen confusión.

- Cerciórese de que haya suficiente iluminación. Las áreas con poca iluminación pueden producir sombras confusas o dificultar la interpretación de objetos cotidianos.

- Retire o cubra los espejos, si estos le ocasionan confusión o temor a la persona con AD.

- Pregunte si la persona puede señalar un área específica que le causa confusión. Quizás un aspecto en particular del ambiente sea motivo de una mala interpretación.

- Varíe el ambiente de la casa lo menos posible para así minimizar la posibilidad de confusión visual. Intente Mantener en la medida de lo posible los muebles en el mismo sitio.

-Procure, en el caso de escuchar música, que esta esté a volúmenes dentro de los cuales no pueda causar confusión al enfermo

- No confronte a la persona con AD que se muestra agresiva. Retírese y asegúrese de tener acceso a una salida cuando lo necesite.

- Algunas veces las alucinaciones y los delirios son signos de una enfermedad física. Presta mucha atención a lo que la persona está experimentando e informa al médico.

- Evite discutir con la persona sobre lo que ella ve u oye. Trate de responder a los sentimientos que la persona está manifestando y bríndele seguridad y consuelo.

- Trate de distraer a la persona con otro tema o actividad. A veces llevarlo a otro cuarto o salir a caminar puede ayudar.

- Apague la televisión cuando estén presentando programas violentos o perturbadores. La persona con la enfermedad de Alzheimer puede de que no sea capaz de distinguir un programa de televisión y la realidad.

- Verifique que no hay ningún riesgo para la persona y que no tiene acceso a ningún objeto que podría usar para hacerle daño a alguien.


Fuente: http://info-alzheimer.com/index.php?accion=informacion&s=4&id=25



Hoy la entrada va por una persona que fue, es y siempre será alguien importante en mi vida, de esa clase de personas que te marca por y para siempre y supone una de mis razones de ser, una de las razones también por las que sueño con el día en el que los desastres que esta horrible enfermedad provoca sólo sean el tímido recuerdo de un tiempo muy pasado. Un año más desde tu pérdida, pero hay determinadas cosas contra las que el tiempo y la distancia nunca vencerán.

miércoles, 21 de enero de 2009

Fases de adaptación a la situación de cuidado



FASES DE ADAPTACIÓN A LA SITUACIÓN DE CUIDADO.


A pesar de que las circunstancias que rodean a cada situación de cuidado son distintas y que el proceso de "ajuste" a la nueva situación varía de un cuidador a otro, se pueden distinguir una serie de fases de adaptación al cuidado que son experimentadas por la mayoría de los cuidadores. No obstante, dada la gran variedad que existe entre las personas, es probable que estas fases no se produzcan en todos los casos.


Fase 1: negación o falta de conciencia del problema

En los primeros momentos del proceso de enfrentarse a la enfermedad crónica de una persona del entorno familiar es frecuente que se utilice la negación como un medio para controlar miedos y ansiedades. Así, es común encontrarse con que la persona se niega a aceptar las evidencias de que su familiar padece una enfermedad (o varias) que le lleva a necesitar la ayuda de otras personas para mantener su adaptación al medio. Otra forma de negar el problema es evitar hablar del deterioro o incapacidad del familiar enfermo.


Este estadio es, normalmente, temporal. Conforme el tiempo pasa y las dificultades de la persona enferma para mantener su autonomía funcional se hacen más evidentes, empieza a hacerse cada vez más difícil creer que el paciente está "simplemente distraído" o que se trata de una "enfermedad temporal".



Fase 2: búsqueda de información y surgimiento de sentimientos difíciles

A medida que la persona que proporciona los cuidados va aceptando la realidad de la situación de dependencia, empieza a darse cuenta de que la enfermedad de su familiar no sólo va a influir en la vida de éste, sino que también va a alterar profundamente su propia vida y la de las personas que le rodean.


En esta fase, los cuidadores suelen comenzar a buscar información para aprender lo máximo posible acerca del trastorno o trastornos que sufre su familiar y sobre sus posibles causas. Buscar información es, pues, una estrategia básica de afrontamiento.


En este momento son muy comunes entre los cuidadores los sentimientos de "malestar" por la injusticia que supone el que les haya "tocado" a ellos vivir esa situación. El enfado, o, en su versión más intensa, la ira, son respuestas humanas completamente normales en situaciones de pérdida del control de la propia vida y sus circunstancias. Existen en la vida, desgraciadamente, algunos hechos negativos que son inevitables y que no se pueden cambiar, y son situaciones de este tipo las que típicamente afrontan los cuidadores de personas mayores.


A medida que aumenta la intensidad de la dependencia funcional del familiar enfermo, se incrementa la pérdida de control por parte de los cuidadores, con el consiguiente incremento en frecuencia e intensidad de sus sentimientos de ira, enfado y frustración. Estos sentimientos son, en estos casos, especialmente difíciles de manejar, debido a que los cuidadores no saben identificar bien cuál es el objeto de su malestar: ¿su familiar mayor necesitado de ayuda, el profesional de la salud hacia el que se vuelve en busca de ayuda, los demás familiares que permanecen algo más alejados o menos implicados en la situación? Las consecuencias más frecuentes de esta "cólera sin objeto" son los sentimientos de culpa.


Sobrellevar los sentimientos de ira y de culpa sin tener medios adecuados para expresarlos puede ser muy destructivo para la persona. Es aconsejable que la persona que cuida "tome conciencia" de estos sentimientos y pueda hablar de ellos de manera clara y sincera con alguna persona de su confianza.



Fase 3: reorganización

Conforme pasa el tiempo, los sentimientos de ira y enfado pueden continuar. Una relación esencial para la persona- una esposa, un padre o una madre- "se ha perdido". La vida ha perdido el sentido habitual hasta ese momento y las nuevas responsabilidades crean una carga pesada para la persona que cuida.

Sin embargo, algo de control se va ganando en esta etapa. Contando ya con la información y recursos externos de ayuda, con la voluntad de la familia para compartir la responsabilidad y con una idea más precisa de los problemas a los que hay que enfrentarse, la persona que cuida dispondrá de las herramientas necesarias para afrontar adecuadamente la situación del cuidado. Este período de reorganización tendrá como resultado el desarrollo de un patrón de vida más normal. La persona que proporciona los cuidados se sentirá progresivamente con más control sobre la situación y aceptará mejor estos cambios en su vida.



Fase 4: resolución

Con ese aumento del control sobre su situación y el reconocimiento de que como cuidador/a será capaz de manejar y sobrellevar los cambios y desafíos que supone y supondrá la situación de cuidado, surge un nuevo período de adaptación que, desgraciadamente, no es alcanzado por todos los cuidadores. En este estadio del cuidado, los cuidadores son más capaces de manejar con éxito las demandas de la situación, siendo más diestros en la expresión de sus emociones, especialmente la tristeza y la pena.

En este punto, los cuidadores ... aprenden a cuidar mejor de sí mismosestán más dispuestos a buscar la ayuda de otras personas con experiencias similares suelen hacerse, en esta fase, más independientes, dedicando más tiempo a realizar actividades recreativas y sociales pueden buscar y encontrar otras fuentes de apoyo emocional, tales como reforzar las amistades o crear nuevos amigos
Fuentes:

lunes, 19 de enero de 2009

El síndrome del cuidador


Este síndrome afecta a las personas que dedican la mayor parte del tiempo al cuidado de un enfermo dependiente. Normalmente la atención de estas personas se centra en el enfermo en detrimento de sus propias necesidades. Este síndrome se caracteriza no solo por síntomas físicos (cansancio, dolores articulares, insomnio etc.) sino también alteraciones psicológicas (depresión, ansiedad etc.) afectando a la vida personal, social e incluso laboral de estas personas.


Sociólogos, psicólogos, gerontólogos y asociaciones relacionadas con el tratamiento de enfermedades degenerativas llevan tiempo estudiando lo que empieza a conocerse como el "síndrome del cuidador". El cuidador es un enfermo oculto, teóricamente sano, sobre quien recae tal impacto de responsabilidades y tareas que ve alterado su equilibrio, a veces con consecuencias extendidas al carácter, las relaciones o la propia familia. Más allá del tradicional "báculo de la vejez" del mayor, asume papeles asistenciales de todo tipo que le ocasionan a menudo un fuerte desgaste. Al sufrimiento propio de quien observa el declive del ser querido se le añaden la ansiedad de la vigilancia constante, el temor al fracaso, la sensación de culpa o incumplimiento, frecuentemente acompañadas de irritabilidad, estrés e impaciencia. Son efectos psicológicos de desgaste que, no obstante, el cuidador descuida por cierto escrúpulo de conciencia: ¿cómo va a preocuparse de sí mismo teniendo delante a un ser tan desvalido?


Según algunos estudios, el perfil medio del cuidador de un enfermo crónico se corresponde a una mujer de entre 45 y 60 años. Son edades en que muchas mujeres afrontan nuevas etapas de la vida que conllevan posibilidades de desarrollo personal. Crecidos los hijos, han empezado a adquirir una relativa autonomía que les permite plantearse proyectos, cultivar aficiones, emprender estudios, etc. Todo esto, sin embargo, queda bloqueado al asumir la labor cuidadora. La renuncia forzosa a nuevos horizontes engendra frustración y abatimiento. En muchos casos, la mujer se desatiende a sí misma, no se relaciona con las amistades o renuncia a actividades de ocio. Su derecho a llevar una vida propia queda aplazado sin fecha. Por grande que sea la recompensa sentimental de su decisión, es evidente lo elevado del precio en términos psicológicos y vitales.


Se han descrito muchos síntomas del "síndrome del cuidador". Además de los ya señalados, están la impaciencia frente al enfermo ("¿pero no te he dicho que no hagas esto?"), las reacciones irascibles inesperadas ("ya estoy harto / harta"), las tensiones con otros familiares, la dificultad de concentración, la actitud de desgana hacia tareas cotidianas, la autocompasión, el aislamiento, el sentimiento de derrota, la fatiga física y la aparición de alteraciones psicosomáticas diversas que van del insomnio a los problemas digestivos. Son trastornos merecedores de tanta atención como la prestada al enfermo atendido, pero que permanecen agazapados como si ocuparse de ellos fuera un signo de egoísmo.


Todo lo contrario. El buen cuidador sólo cumplirá bien su tarea si mantiene su plenitud personal y su salud física y psíquica. No es, por tanto, ninguna traición al enfermo mayor el recurso a asistentes profesionales en quienes delegar parte de la atención, como tampoco lo es la búsqueda de un espacio personal que permita regalarse tiempo, mantener un régimen de vida normalizado, enfrentarse a las situaciones con más frialdad y no dejarse devorar por la dependencia. El exceso de dedicación a un enfermo puede acabar creando dos enfermos.



Fuentes:


jueves, 15 de enero de 2009

Tratamiento farmacológico


Actualmente no existe un tratamiento eficaz para esta enfermedad y todos los esfuerzos se dirigen a aplicar unas medidas generales que, por una parte, traten los síntomas del paciente mediante medicamentos que alivien los problemas que vayan surgiendo y, por otra, apoyen a los familiares que conviven con estos pacientes ya que la evolución de la enfermedad en la mayoría de los casos es muy larga y dura de soportar para el entorno

¿Es hereditaria la enfermedad del alzheimer?





En pocos casos, aproximadamente un 10%, la enfermedad del alzheimer es familiar, es decir, hereditaria.En ese caso la posibilidad de que un hijo sea portador de la alteración genética que provoca la enfermedad es del 50%.




En los casos restantes, que son la inmensa mayoria, no se trata del alzheimer familiar, aunque existen algunos factores genéticos que pueden asociarse a un mayor riesgo de padecerla.





Por tanto la enfermedad se considera "esporádica", es decir, de aparición independiente a la existencia o no de casos en la misma familia


lunes, 12 de enero de 2009

Federación Gallega de Alzheimer

Federación Gallega de Alzheimer
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Powerpoint

Vídeo informativo de la Sociedad Española de Neurología